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Foto del escritorNayeli Reyes Loyo, svcfe

Tratar a todos con la mayor bondad posible




En el discurso que Pedro dirige a sus oyentes señala: “Me refiero a Jesús de Nazaret a quien Dios ungió con el poder del Espíritu Santo. Él pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio, porque Dios estaba con Él” (Hch 10,38).

 

Jesús pasó su vida haciendo el bien mediante sus gestos, palabras y obras; buscó liberar a los oprimidos, dar la salud a los enfermos; su mirada estaba llena de bondad y ternura, de tal manera que muchos, con sólo sentirse mirados por Él, lo siguieron. También conocemos el destino final a tanta bondad derramada: padeció la muerte más cruel e ignominiosa, la muerte de los ladrones, de los malditos, de los rechazados de la sociedad, la muerte de CRUZ.

 

En el patíbulo de la Cruz, Jesús experimentó el fracaso, el dolor y el sufrimiento. En el caminar de nuestra vida también hemos experimentado el dolor, sufrimiento o fracaso en aquellas situaciones que nos han hecho experimentar que no tiene sentido haberlo dado todo porque lo que recibimos no es amor, sino indiferencia, crueldad o desdén. Sin embargo, para una persona que ama incondicionalmente y deja que el Espíritu Santo actúe en su vida, sigue sembrando semillas de caridad y bondad.  

 

Madre Martha ante una expresión que una de sus hijas espirituales le hace, le responde y, en ella, también nos dice a nosotros: “por favor, nada de ‘siento como que he fracasado’, pues cuando hacemos las cosas por amor y a conciencia, nos salgan como nos salgan, no hemos fracasado, ni podemos fracasar. Procure tenerle mucha confianza a Dios. Por mi parte sólo le recomendaría, en general, que trate a esas almas como a todas, con la mayor bondad posible, con verdadera caridad, sin que eso quiera decir que deje de obrar con una dulce energía siempre que se haga necesario”[1].

 

Por lo que hacer el bien, como Jesús lo hizo, significa hacer todo por amor, actuando con bondad y dulce energía cuando sea necesario, aun cuando el destino final no sea de nuestro agrado.

 

¿Quieres practicar el bien como lo hizo Jesús? ¿Qué actos de bondad necesitas hacer? ¿Practicas la dulce energía o eres intransigente?




[1] AHSVCFE I.2.3.682. Fondo Martha Christlieb, Cartas a Hermanas de la Vera Cruz Hijas de la Iglesia. 1 abril 1969.

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